martes, 29 de abril de 2008

A 200 metros gire a su derecha...


El GPS (Global Positioning System) como útil tecnológico nos permite determinar en todo el mundo la posición de un objeto, persona, vehículo etc. Este invento en un principio se atribuye al gobierno francés y belga pero el sistema fue desarrollado e instalado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Todos los que hemos subido a un coche que dispone de GPS sabemos que el conductor ya no tiene que preocuparse de buscar la noche anterior la ruta más adecuada. Simplemente, sabe, que con indicar en la pantallita dónde se quiere ir el resto ya esta hecho. Pero me dio que pensar que con los GPS han desaparecido esos momentos en que uno abría a modo de mantel el mapa al lado del conductor y con ello se desataba una conversación donde frases como; “primero sitúate en el N”, “¿nos hemos perdido?” “gira el mapa esta del revés” o bien “¡sigue por ahí esto es un atajo!” mientras uno se quedaba con el dedo fijado en el punto exacto soportando los baches de la carretera para no perder el punto a seguir, han desaparecido casi por completo. Ahora, ya no. Ahora una voz nos avisa diciendo con entonación pausada, clara y distante “a 200 metros gire a su derecha” o Coja la primera salida a la izquierda”. El GPS nos ahorra tiempo y quebraderos de cabeza al intentar localizar un lugar. Una semejanza que comparten los mapas y los GPS a parte de la de la propia de indicar, es que supuestamente distraen al conductor. Si antes la distracción se daba, era porque el mapa invadía casi toda la parte delantera del coche y porque conductor y copiloto andaban conduciendo sumergidos en la búsqueda de la ruta perfecta, ahora encontramos al conductor que se dedica a programar el GPS mientras el coche está en marcha.

Pero siempre habrá los que todo y con los mapas abiertos a modo de mantel ocupando medio coche o con el último modelo de GPS se pierdan. Para aquellos, que como yo, la orientación no sea su fuerte, y el despiste sea su guía sabrán ya, que disponemos de otro instinto. El del tropiezo. Y es que darse de bruces con lugares inesperados nos abre la posibilidad de hacer grandes descubrimientos….

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